Hoy en día la geografía ha ganado
terreno en diferentes áreas del conocimiento, al ser una disciplina que conjuga
el estudio del entorno físico, económico y social, que apoyada en herramientas
como las imágenes satelitales y otras tecnologías han favorecido a la realización
de investigaciones cada vez más detalladas.
Pero, ¿cuáles son los
antecedentes de la geografía en México? José Omar Moncada Maya, investigador
del Departamento de Geografía Social del Instituto de Geografía (IGg), ha
dedicado parte de su investigación a conocer los inicios de esta disciplina. En
entrevista, el académico señaló que, si bien la geografía es una ciencia que se
remonta a la antigüedad, a la Grecia clásica, para el caso de México “en
términos académicos la geografía se remonta a la llegada de los españoles”.
En su publicación El nacimiento de una
disciplina: la geografía en México (siglos XVI y XIX), el universitario explica
que durante la época de la Nueva España la geografía se practicaba a partir de
dos vertientes. Por un lado, la identificación de la geografía a través de los
viajes y expediciones, que permitieron la elaboración de cartografía y siendo una
de las áreas científico-técnicas más cultivadas; y, por otra parte, la
ubicación de esta disciplina dentro del campo de las ciencias
físico-matemáticas.
El universitario detalló que durante los siglos XVI
y XVII la geografía se estudiaba como parte de las matemáticas en las
universidades, y comenzó a impartirse en la cátedra de matemáticas de la Real y
Pontificia Universidad de México. Y es hasta el siglo XVIII con la creación del
Real Seminario de Minería, cuando en 1792 se estableció un plan de estudios de
las carreras de perito facultativo y de ensayador, que incluía una clase
semanal de geografía; pero en la práctica fue hasta 1802 cuando se impartió la
primera clase de geografía, siendo Manuel Ruiz de Tejada, el primer profesor de
geografía en el Real Seminario de Minería, que después se convirtió en el
Colegio de Minería.
La institucionalización académica de la geografía
inició durante 1833 cuando en el Colegio de Minería se creó la profesión de
geógrafo-agrimensor, labor equivalente a la de un topógrafo. Años después, en
1843, se creó la profesión de ingeniero geógrafo, una profesión muy vinculada
con la cartografía. Y por eso, “hasta el siglo XIX había una identificación
casi total entre geografía y cartografía”.
En estos años los geógrafos tenían una formación
muy ligada a las matemáticas. Sin embargo, fueron muy pocos los que optaron por
esta profesión, aunado a la falta de oportunidades de empleo que estaban
limitadas a las oficinas de gobierno y a la enseñanza en el Real Seminario de
Minería, el Colegio Militar y en otras instituciones educativas de la época.
José Omar Moncada explicó que con el paso de los
años se dieron algunas modificaciones, y en 1897 se hicieron reformas a los
planes de estudio y debido a la nula demanda de estudiantes desapareció la
carrera de ingeniero geógrafo. En el siglo XX con el surgimiento de la
Universidad Nacional de México se creó la Escuela Nacional de Altos Estudios y
se estableció la carrera de Historia, y como parte de sus materias complementarias
se incluyó la asignatura de geografía.
Profesionalización e institucionalización
En cuanto
a los aspectos que favorecieron la institucionalización y la profesionalización
de la geografía, el investigador comentó que se trata de dos vertientes
elementales: la académica y la profesional. Desde el ámbito académico es a
través de la docencia como la geografía comenzó a tener un papel sobresaliente
en las instituciones de educación superior de la época. Algunos egresados se
incorporaron como profesores en instituciones como el Colegio de Minería, que
luego se transformó en la Escuela Nacional de Ingenieros y con el tiempo dio
pauta para la creación de la Facultad de Ingeniería. Debido a la formación que
tenían como ingenieros topógrafos, y el haber cursado asignaturas como
matemáticas, física y astronomía, les permitió impartir otras materias.
Moncada Maya señaló que, incluso, “hubo un momento
en la formación de los ingenieros geógrafos donde se identificaban
profesionalmente con los astrónomos”. Y por ello, no es casualidad que varios
ingenieros geógrafos fueran reconocidos como astrónomos y tal es el caso de Francisco
Díaz Covarrubias, Valentín Gama y Cruz, Felipe Valle, Joaquín Gallo Monterrubio,
así como Guillermo Beltrán y Puga.
En el ámbito profesional, el académico del IGg
reconoció que el punto de partida del desarrollo profesional de la geografía
está ligado con la creación de la Secretaría de Fomento, Colonización,
Industria y Comercio creada el 22 de abril de 1853 por Antonio López de Santa
Anna.
En la obra El Ministerio de Fomento,
Colonización, Industria y Comercio: Estudios territoriales (1853-1911) coordinada
por José Omar Moncada e Irma Escamilla Herrera, editada por el IGg, los autores
destacan que la creación de esta Secretaría fue un parteaguas para el
desarrollo del país, que contribuyó al conocimiento del territorio mexicano y
lo convirtió en el ministerio más importante del proyecto modernizador que se
planteó para el país en aquellos años.
Esta dependencia tenía a su cargo: la promoción, el
fomento y la ejecución de diversos tipos de obras públicas; la formación de la
estadística general del país; incentivar la colonización en distintas regiones
del territorio; fomentar la actividad económica, así como el desarrollo
industrial y mercantil; impulsar las exploraciones geográficas; el desarrollo
de cartografía; la construcción de vías de comunicación, entre otras
actividades.
En el libro, los autores resaltan que si bien
durante las primeras décadas de esta Secretaría la inestabilidad política y la
precaria situación económica fueron factores que impidieron la consolidación de
diversos proyectos. Fue hasta el último tercio del siglo XIX, con la llegada al
poder de Porfirio Díaz, que se dieron las condiciones para el impulso del
estudio del territorio nacional a través de diferentes expediciones científicas.
El académico señaló que las comisiones de límites
que se formaron tuvieron un papel fundamental en la delimitación de las
fronteras del país. Y aunque el gran proyecto cartográfico del Porfiriato era
levantar un mapa de México a escala 1:100 000, esto quedó inconcluso porque al
desaparecer la Comisión Geográfico-Exploradora, en 1914, apenas se contaba con
el levantamiento del 20 por ciento del territorio nacional.
Moncada Maya, quien es especialista en geografía
histórica, mencionó que con el transcurso de los años esta Secretaría tuvo
varios cambios y amplió el número de actividades a su cargo, por lo que fue
esencial en la creación de nuevas dependencias y entidades académicas como: el
Instituto Geológico Nacional, el Instituto Médico Nacional, el Observatorio
Astronómico de México, el Observatorio Meteorológico, entre otras.
Las comisiones a cargo de esta Secretaría fueron
fundamentales para el reconocimiento del territorio, ya que “en ese momento el
país, en muchos sentidos, era desconocido para el gobierno central”. Y estas
expediciones sirvieron para que el gobierno poco a poco reconociera el
territorio y sus recursos disponibles.
El académico agregó que, el crecimiento de la
disciplina geográfica también se dio gracias a la creación de otros organismos como
el Instituto de Geografía y Estadística creado en 1833, que después cambió su
nombre por Comisión de Estadística Militar y más tarde se convirtió en la
Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, una institución que siempre
estuvo vinculada al Estado y que realizó diversos estudios de reconocimientos
territoriales.
El universitario apuntó que, el establecimiento de otras
sociedades científicas permitió la participación de los ingenieros geógrafos,
quienes daban a conocer sus investigaciones a través de los órganos de difusión
de estas sociedades (en las revistas), y de esta manera se daban a conocer sus
investigaciones entre la comunidad científica mexicana, que entonces era muy
reducida.
El nacimiento de la geografía en la Facultad de Filosofía
y Letras
Para Omar Moncada, uno de los momentos claves en la
disciplina geográfica es el cambio de paradigma una vez que desaparece la
carrera de ingeniero geógrafo y se crea la carrera de Geografía dentro de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Datos del primer Anuario
del Colegio de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) refieren que a la
desaparición de la Escuela Nacional de Altos Estudios se creó la Facultad de
Filosofía y Letras el 23 de septiembre de 1924, con el objetivo de dar
un mayor impulso a los estudios de educación superior.
Durante esta primera etapa no existían los títulos
de licenciado, y sólo se expedían los grados de maestría y doctorado en
Geografía. Entre 1939 y 1941 el Departamento de Geografía estuvo en la Facultad
de Ciencias, pero debido a la falta de alumnos inscritos, en 1942 se volvió a establecer
en la Facultad de Filosofía y Letras. Y a partir de 1943 este Departamento
quedó reorganizado y se formó una comisión integrada por: Pedro C. Sánchez,
Luis R. Ruiz y Jorge A. Vivó, quienes estuvieron a cargo de la revisión de
planes de estudio de universidades extranjeras donde existían departamentos de Geografía.
El documento de la FFyL detalla que entre 1943 y
1953 el Departamento de Geografía adquirió una colección de mapas murales,
además de que estableció una mapoteca, dispuso de instrumentos de topografía
para las prácticas de esta materia y organizó un observatorio de meteorología. Después
bajo la dirección de Francisco Larroyo, la FFyL estableció la enseñanza de
todas sus disciplinas, entre ellas la carrera de Geografía, en sus tres
niveles: licenciatura, maestría y doctorado.
Y aunque al inicio se trataba de una carrera muy
ligada a la docencia, que formaba docentes y no tanto geógrafos profesionales. Con
el paso de los años y con la creación del Instituto de Geografía (IGg) en 1943,
inicia la investigación desde un enfoque geográfico con la participación de
científicas y científicos que contribuyeron a los avances de la disciplina. El
IGg fue el primer instituto de investigación en la UNAM en ser dirigido por una
mujer, cuando la maestra Rita López de Llergo y Seoane asumió como directora.
En adelante, empezaron
a formarse diferentes grupos de trabajo con diversos enfoques, pero teniendo en
común el estudio de la geografía. Después se crearon otras licenciaturas de
Geografía, nuevos posgrados y dependencias dedicadas a la investigación
geográfica en otras entidades del país.
Al hablar sobre los retos que enfrenta la
disciplina, José Omar Moncada enfatizó en que debe existir un equilibrio entre las asignaturas
que se imparten a los estudiantes de la licenciatura en Geografía para tener un
conocimiento que involucre aspectos económicos, sociales y físicos, tanto de la
geografía de México como del mundo; además del uso de nuevas tecnologías
entendidas como instrumentos de trabajo. Pero, lo más importante, "que los
futuros profesionales de la geografía sean orgullosos de la disciplina que
eligieron; que estén conscientes de que pueden aportar mucho al conocimiento de
la realidad de nuestro país, y pueden aportar nuevos conocimientos a la
solución de los muchos problemas que aquejan al país".