En su
investigación, Lise Nelson y Peter B. Nelson trabajaron con los estudios de
caso de dos condados en Estados Unidos: Routt County, en Colorado; y Rabun
County, en Georgia. De acuerdo con la investigadora, estas personas que se
mudan por placer cuentan con el capital para construir y establecerse ya sea
por poco tiempo o de manera definitiva en estos lugares, creando “un movimiento
de gran escala desde lo urbano hacia lo rural”.
A través de este trabajo los
expertos estudiaron los vínculos entre la llegada de los migrantes domésticos
privilegiados –gente blanca de clase alta– y el reclutamiento de migrantes
latinos con salarios precarios –muchos de ellos sin documentos–. Este proyecto
abarcó desde 1990 a 2012 y no sólo se propuso “ver la constitución de mercados
laborales basados en jerarquías de raza, clase y de ilegalidad sino también de
geografías de reproducción social producidos en este contexto”.
La profesora de la Universidad
de Arizona explicó que, en estas áreas rurales no hay un desplazamiento tan
fuerte como en las zonas urbanas debido a que hay mayor espacio, y por ello los
migrantes de clase alta deciden comprar terrenos y edificar sus residencias. Y
aunque los habitantes locales no están desplazados físicamente, sí sufren de un
desplazamiento económico, político y cultural, ya que con la llegada de los
nuevos habitantes con poder adquisitivo se modifica la dinámica e incluso los
valores del lugar.
De acuerdo con Lise Nelson, las
geografías de asentamiento de migración latinoamericana en territorio de
Estados Unidos es un fenómeno que se ha observado desde 1990, que en 2008 tuvo
una caída debido a la situación económica, pero que después repuntó. Para el
caso de los condados estudiados, indicó, ambos experimentaron procesos de
gentrificación rural. En 1990, el 2.5 por ciento del total de la población que
habitaba en Routt County eran latinos (personas nacidas en México y otras
naciones de Latinoamérica), y en 2010 aumentó a 7 por ciento. Mientras que en
1990 Rabun County sólo contaba con menos del 1 por ciento de población latina,
y para 2010 este sector ya representaba el 8 por ciento.
Para la investigación se realizaron
180 entrevistas de profundidad que incluyó a trabajadores latinos y americanos,
patrones, líderes locales y gentrificadores. Además de observación participante
entre 2010 y 2012; así como la revisión y análisis de datos textuales.
La construcción de residencias
y espacios recreativos de lujo para los nuevos residentes de clase alta ha
requerido de una mayor inversión en mano de obra que se ha cubierto con la
contratación de migrantes latinos –sobre todo sin documentos– que reciben salarios
bajos.
Irregularidad
Otro fenómeno que sucede a la
par de la gentrificación rural en estos condados es el proceso de
diversificación de lugares de asentamiento de la gente latina en Estado Unidos
(población nacida en México y otros países de América Latina). A los
investigadores les interesaba conocer cómo eran reclutados los migrantes
latinos para trabajar en estas áreas rurales aisladas; cómo se transformaban las
relaciones laborales con la llegada de estos trabajadores; y cómo fueron
moldeados estos procesos por raza, clase, género e irregularidad.
Respecto a la irregularidad, Lise
Nelson retoma el abordaje de Nicholas De Genova, investigador del Departamento
de Estudios Culturales Comparados de la Universidad de Houston, quien señala
que la irregularidad del migrante resulta ser un rasgo decisivo de la
racialización distintiva de los mexicanos en Estados Unidos que se vive a
través de un sentido palpable de la deportabilidad, debido a la posibilidad de
ser expulsados del espacio Estado-nación estadounidense.
De tal manera que, la
irregularidad del migrante se convierte en una condición social espacializada que
se vuelve inseparable de las formas en que los trabajadores migrantes mexicanos
son racializados como extranjeros ilegales dentro de Estados Unidos.
A través de las entrevistas, Lise Nelson y su colaborador observaron que en algunos casos las contrataciones de los trabajadores migrantes latinos se realizaron por medio de otro migrante mexicano. Dentro de su investigación pudieron darse cuenta que para los dueños de las compañías sería difícil reemplazar la mano de obra de migrantes latinos con locales y obtener la misma producción.
Otro dato relevante fue el proceso
de ilegalización que experimentaban estos migrantes latinos en su vida diaria,
que viven atemorizados de ser deportados a sus países de origen y sólo van del
trabajo a sus casas. Y a pesar de no sentirse libres, deciden aguantar estas situaciones para que sus hijos tengan mejores oportunidades de vida en Estados Unidos.
Es así como estos entornos
rurales gentrificados experimentan transformaciones en su medio ambiente, en el
mercado de la vivienda, en la planificación del uso de la tierra, en la polarización
de clases y en la cultura. Y este fenómeno se sigue replicando a nivel global.