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  • Los migrantes latinos son la principal mano de obra contratada para la construcción de las nuevas residencias

Los paraísos rurales con residencias enmarcadas entre montañas y lejos del bullicio de las ciudades son cada vez los lugares más deseados, a los que deciden mudarse las personas adineradas provenientes de zonas urbanas. Lise Nelson, profesora asociada de la Escuela de Geografía, Desarrollo y Medio Ambiente de la Universidad de Arizona, señaló que este fenómeno de gente rica que se muda a áreas rurales se conoce como gentrificación rural, un término que surgió en Reino Unido donde iniciaron los primeros estudios al respecto. 

Con los años este fenómeno se ha replicado a nivel global. Y aunque ya se ha estudiado desde diversas disciplinas, Lise Nelson enfatizó que no se ha puesto atención en la mano de obra que está construyendo estas residencias, que involucra nuevas geografías de asentamiento debido a la llegada de mano de obra de migrantes latinos que son contratados para la construcción y el mantenimiento de estas áreas de lujo.

En su investigación, Lise Nelson y Peter B. Nelson trabajaron con los estudios de caso de dos condados en Estados Unidos: Routt County, en Colorado; y Rabun County, en Georgia. De acuerdo con la investigadora, estas personas que se mudan por placer cuentan con el capital para construir y establecerse ya sea por poco tiempo o de manera definitiva en estos lugares, creando “un movimiento de gran escala desde lo urbano hacia lo rural”.

A través de este trabajo los expertos estudiaron los vínculos entre la llegada de los migrantes domésticos privilegiados –gente blanca de clase alta– y el reclutamiento de migrantes latinos con salarios precarios –muchos de ellos sin documentos–. Este proyecto abarcó desde 1990 a 2012 y no sólo se propuso “ver la constitución de mercados laborales basados en jerarquías de raza, clase y de ilegalidad sino también de geografías de reproducción social producidos en este contexto”.

La profesora de la Universidad de Arizona explicó que, en estas áreas rurales no hay un desplazamiento tan fuerte como en las zonas urbanas debido a que hay mayor espacio, y por ello los migrantes de clase alta deciden comprar terrenos y edificar sus residencias. Y aunque los habitantes locales no están desplazados físicamente, sí sufren de un desplazamiento económico, político y cultural, ya que con la llegada de los nuevos habitantes con poder adquisitivo se modifica la dinámica e incluso los valores del lugar. 

De acuerdo con Lise Nelson, las geografías de asentamiento de migración latinoamericana en territorio de Estados Unidos es un fenómeno que se ha observado desde 1990, que en 2008 tuvo una caída debido a la situación económica, pero que después repuntó. Para el caso de los condados estudiados, indicó, ambos experimentaron procesos de gentrificación rural. En 1990, el 2.5 por ciento del total de la población que habitaba en Routt County eran latinos (personas nacidas en México y otras naciones de Latinoamérica), y en 2010 aumentó a 7 por ciento. Mientras que en 1990 Rabun County sólo contaba con menos del 1 por ciento de población latina, y para 2010 este sector ya representaba el 8 por ciento. 

Para la investigación se realizaron 180 entrevistas de profundidad que incluyó a trabajadores latinos y americanos, patrones, líderes locales y gentrificadores. Además de observación participante entre 2010 y 2012; así como la revisión y análisis de datos textuales.

La construcción de residencias y espacios recreativos de lujo para los nuevos residentes de clase alta ha requerido de una mayor inversión en mano de obra que se ha cubierto con la contratación de migrantes latinos –sobre todo sin documentos– que reciben salarios bajos.    

Irregularidad

Otro fenómeno que sucede a la par de la gentrificación rural en estos condados es el proceso de diversificación de lugares de asentamiento de la gente latina en Estado Unidos (población nacida en México y otros países de América Latina). A los investigadores les interesaba conocer cómo eran reclutados los migrantes latinos para trabajar en estas áreas rurales aisladas; cómo se transformaban las relaciones laborales con la llegada de estos trabajadores; y cómo fueron moldeados estos procesos por raza, clase, género e irregularidad.   

Respecto a la irregularidad, Lise Nelson retoma el abordaje de Nicholas De Genova, investigador del Departamento de Estudios Culturales Comparados de la Universidad de Houston, quien señala que la irregularidad del migrante resulta ser un rasgo decisivo de la racialización distintiva de los mexicanos en Estados Unidos que se vive a través de un sentido palpable de la deportabilidad, debido a la posibilidad de ser expulsados del espacio Estado-nación estadounidense.

De tal manera que, la irregularidad del migrante se convierte en una condición social espacializada que se vuelve inseparable de las formas en que los trabajadores migrantes mexicanos son racializados como extranjeros ilegales dentro de Estados Unidos.

A través de las entrevistas, Lise Nelson y su colaborador observaron que en algunos casos las contrataciones de los trabajadores migrantes latinos se realizaron por medio de otro migrante mexicano. Dentro de su investigación pudieron darse cuenta que para los dueños de las compañías sería difícil reemplazar la mano de obra de migrantes latinos con locales y obtener la misma producción. 

Otro dato relevante fue el proceso de ilegalización que experimentaban estos migrantes latinos en su vida diaria, que viven atemorizados de ser deportados a sus países de origen y sólo van del trabajo a sus casas. Y a pesar de no sentirse libres, deciden aguantar estas situaciones para que sus hijos tengan mejores oportunidades de vida en Estados Unidos.

Es así como estos entornos rurales gentrificados experimentan transformaciones en su medio ambiente, en el mercado de la vivienda, en la planificación del uso de la tierra, en la polarización de clases y en la cultura. Y este fenómeno se sigue replicando a nivel global. 



Jessica Guzmán Hernández

2022-11-25